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Más Abrazos // Miércoles 20 Mayo, 2020 // #embarazo, #parto, #salud
El día en que por fin vas a ver el bello rostro de tu bebé cada vez está más cerca, por lo que te preguntarás muchas cosas antes del parto, entre ellas, la posición que tiene tu bebé dentro del útero. Primero te contamos, cómo es este proceso.
El 95% de los bebés, se colocan naturalmente en la posición para nacer: cabeza abajo con la barbilla apoyada sobre el pecho, los glúteos hacia arriba y las piernas y brazos flexionados, pegados al cuerpo.
Esta postura facilita el parto y es la mejor para nacer, pues abre el camino al paso del cuerpo, haciendo más sencilla la expulsión de tu bebé.
Sin embargo, tu bebé también puede adoptar otras posiciones dentro del útero, que pueden requerir que tu parto se realice por cesárea. La forma de descubrirlo es mediante una ecografía, pero debes saber que la posición definitiva no se conocerá hasta el último momento.
Incluso es posible que aunque el médico haya decidido que la mejor opción para dar a luz sea a través de una cesárea, justo antes de dar a luz, se decida optar por el parto natural, ya que tu bebé, a la última hora, pueda colocarse en la posición ideal para realizarlo.
Los bebés que no adoptan esta posición natural son los menos estadísticamente hablando y en realidad no hay una manera en la que tú puedas ayudar a que se coloque en una u otra postura, ya que él se irá acomodando de acuerdo con las características de tu útero.
Es la posición natural que adopta tu bebé al nacer, facilita el trabajo de expulsión porque la cabeza ofrece, en primer lugar, la coronilla que tiene el diámetro más reducido para la salida de la cabeza y, a su vez, ésta abre el camino a través del canal del parto al resto del cuerpo. El parto suele desarrollarse por vía vaginal, salvo algunas excepciones: si la cabeza de tu bebé es demasiado grande para atravesar los huesos de la pelvis materna o si existe algún motivo materno que lo impida como una enfermedad cardiaca materna, una dilatación insuficiente o una dificultad para empujar.
Uno de cada 100 niños presenta esta posición al nacer y suele acomodarse de forma espontánea durante el transcurso del parto. Es otra versión de la posición cefálica, pero la variante consiste en que el bebé no tiene la barbilla pegada al tórax y al mantener la cabeza poco flexionada dificulta su salida. El parto puede desarrollarse por vía vaginal, pero será más lento debido a que el cráneo presiona sobre el hueso sacro materno al hacer fuerza para salir y provoca dolor en la espalda de la madre.
Es una posición muy poco habitual, se da sólo en un 0,3 por ciento de los casos y suele producirse cuando existen malformaciones uterinas. En esta posición, el bebé tiene la cabeza algo levantada dificultando la expulsión. Debido a que la cabeza no está flexionada sobre el tórax, el diámetro que ofrece es demasiado grande para atravesar los huesos de la pelvis. Una cesárea suele ser el método de elección en estos casos.
Es la más frecuente, dentro de las otras alternativas posibles a la posición cefálica. En esta posición, los glúteos y/o los pies de tu bebé, se asoman por el canal del parto, debido a un cordón umbilical demasiado corto. Y la placenta en lugar de estar en la parte alta del útero, está en la parte inferior o en ocasiones el útero puede tener alguna malformación. En la mayoría de estos casos se suele practicar una cesárea.
Esta posición es muy poco frecuente, ya que se da sólo en un 0,4% de los embarazos. En este caso, el bebé se presenta acostado en posición horizontal o cruzado. Generalmente, es necesario recurrir a la cesárea, ya que la expulsión por vía vaginal se hace imposible. No obstante, en el momento de empezar las contracciones, estos bebés giran y suelen colocarse en posición cefálica. Por este motivo, es preferible esperar hasta el último momento antes de determinar si el parto debe realizarse por cesárea.
Conocer la posición que tiene tu bebé dentro del útero es súper importante para llevar a cabo el trabajo de parto con las menores complicaciones, pero ninguna supone un riesgo aparente para ti o tu bebé. Así que mantente tranquila y consulta cualquier duda que tengas con tu médico, él sabrá qué es lo mejor para ti y tu pequeñ@.
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